Y usted doctor, se vacunará?

Fecha: 18-11-2020 - Categoría: Salud


Esta pregunta puede salir de los labios de muchos pacientes cuando finalmente se pueda administrar la vacuna contra la Covidien-19. La población siempre ha estado preocupada por la seguridad, la efectividad y la necesidad de las vacunas. Muchos ciudadanos expresan esta preocupación cuando hoy son interpelados y manifiestan "ya me vacunas pero no seré de los primeros".

La mejor manera que muchos pueden disipar las dudas sobre la vacunación que a buen seguro se generarán, es el ejemplo del personal sanitario al que hacen confianza, particularmente de su médico de cabecera. Y la peor respuesta que puede dar el profesional a su paciente puede ser un "no sé", un "depende" o un "no". Sería como revivir aquellas situaciones tanto esperpénticas que se daban cuando el médico recomendaba dejar de fumar con un cigarrillo encendido en la boca y el cenicero de sobremesa lleno de cenizas y colillas.

Las autoridades sanitarias cuando dispongan de la vacuna y estén en condiciones de distribuirla, harán un gran esfuerzo de comunicación para la concienciación de la población a través de los medios, los expertos, las sociedades científicas, los colegios profesionales y del conjunto del sistema sanitario para conseguir un alto número de personas vacunadas que permita lograr una inmunidad de grupo frente al coronavirus SARS-CoV-2 y acabar con la pesadilla sanitario, social y económico que estamos sufriendo.

Sin plantear el debate de fondo sobre la obligatoriedad de la vacunación a toda la población en situaciones epidémicas como el actual (como todo el mundo sabe rige en nuestro ordenamiento jurídico el principio de voluntariedad) se plantean dos cuestiones:

1) ¿Puede el personal sanitario que presta servicios en el sistema público de salud cuestionar la necesidad de la vacunación?

2) Puede ser exigible a este personal la vacunación obligatoria?

La respuesta a la primera de las cuestiones para mí no tiene lugar a dudas: el personal sanitario que presta servicios en el sistema público de salud en el ejercicio de su actividad profesional por cuenta de este sistema no puede contradecir ni tan sólo debilitar los mensajes y las recomendaciones a la población de las autoridades sanitarias, porque ellos son una de las correas de transmisión principales para dar consejo a los ciudadanos que atienden. Estos profesionales son indispensables para transmitir una información de calidad que ayude a la población a entender las ventajas de la vacuna y tomar una decisión.

El éxito de la campaña de vacunación contra la Covid-19 dependerá de una actuación sinérgica y sin contradicciones entre todos los agentes que para la población son portavoces válidos sobre temas de salud y, entre ellos, jugarán un papel primordial los profesionales sanitarios tanto por el consejo como por el ejemplo.

Y cuando nos planteamos la cuestión del ejemplo nos enfrentamos a cuál debe ser la respuesta a la pregunta que hemos hecho al principio que, desde mi punto de vista, debería ser indefectiblemente en sentido positivo: "sí, yo ya me he vacunado ".

Ahora bien, si nos hemos de guiar por la experiencia los profesionales sanitarios, a pesar de ser considerados personal esencial y conformar un colectivo de riesgo, ante enfermedades infecciosas de las que pueden y está recomendado ser vacunados (gripe, hepatitis B, varicela · la, tétanos, ...) son refractarios a la vacunación y así lo demuestra el bajo porcentaje que se vacuna contra la gripe estacional o contra otros agentes biológicos que pueden infectarlos en el ejercicio de su actividad.

Creo que los profesionales sanitarios tienen el deber de vacunarse contra la pandemia del Covid-19 dada su responsabilidad. Por el carácter esencial de su función deben evitar ser contagiados y no convertirse en una fuente de contagio. Así lo expresé en un artículo publicado en Diario Médico, el 5 de octubre de 2009, "Reflexiones ético-legales sobre la gripe A". En este artículo consideraba que no era socialmente ni éticamente tolerable el rechazo de estos profesionales a la vacunación en la situación de pandemia de gripe AH1N1.

Es obvio que mientras se mantenga el principio de voluntariedad, las direcciones de los centros sólo podrán aumentar la presión sobre el personal sanitario para que se inmuniza en cuanto esté disponible la vacuna, pero no descartaría a priori, si la persuasión y el estímulo a la responsabilidad ética de la vacunación no funcionan, que este sea uno de los colectivos a los que se imponga la obligatoriedad de recibir la vacuna contra la Covidien-19.

Francisco José María
Abogado.
* La opinión expresada en este artículo es del autor que expresa su opinión personal.