NUEVA PIRAMIDE ALIMENTARIA


Las últimas investigaciones sugieren modificaciones en la pirámide alimentaria con el fin de promocionar mejores hábitos
El mensaje de cambio se podría resumir en la presencia de frutas y hortalizas en la base de la pirámide, promoción de un mayor consumo de cereales integrales, aprovechar los beneficios de los frutos secos junto con los del aceite de oliva, potenciar las legumbres y su combinación con los cereales integrales como una fuente excelente de proteína y retirar las bebidas alcohólicas.
La base de la pirámide: las frutas y las hortalizas. Hasta ahora, la base de las pirámides está ocupada por el grupo de los farináceos, que incluye los cereales y derivados (arroz, pan, pastas), junto con tubérculos, representados por la patata. El primer cambio sustancial propuesto por el GREP-AEDN es a favor de que las frutas y las hortalizas y verduras ocupen la base. Ambos grupos de alimentos previenen patologías cardiovasculares y el cáncer. A esto se suma que son alimentos saludables  por su contenido en fibra,  vitaminas y fitoquímicos antioxidantes.
Según la Asociación "5 al día", una ración de frutas equivale a 140-150 gramos en crudo y limpio, por lo que la cantidad diaria que se debe consumir sería de 420-450 gramos.
Segundo escalón: los cereales, pero integrales. En los estudios que han comprobado científicamente la asociación entre el consumo excesivo de grasas, en particular las grasas trans y las saturadas, con la tasa de mortalidad de la población por enfermedades cardiovasculares, se ha demostrado que el grado de refinamiento de los cereales tiene una asociación inversa con la salud cardiovascular. Incluso debería darse el consejo de un mayor consumo de cereales integrales y completos, es decir, procedentes del grano entero, como el cuscús, el mijo, el bulgur o la quinoa (esta última, aunque no es un cereal, responde culinariamente como tal).
Las legumbres, mejoran posiciones. Desde el punto de vista nutritivo, lo justo es situar a las legumbres al mismo nivel que los cereales integrales, al considerarse ambos grupos como alimentos básicos de la alimentación, puesto que contienen abundantes hidratos de carbono, los nutrientes que el organismo precisa en mayor cantidad para un funcionamiento íntegro. Por otro lado, la abundancia en proteínas vegetales y ausencia natural de colesterol y grasas saturadas de las legumbres obliga a contemplarlas como sustitutos proteicos perfectos de las carnes. Además, la máxima calidad proteica está garantizada si se sirven las legumbres en el menú en combinación con cereales como el arroz (lentejas con arroz), la pasta (sopa de fideos y garbanzos) o el cuscús (cuscús con garbanzos o con guisantes), entre algunos ejemplos de cereales y derivados.
Reconocer la grasa buena: aceite de oliva y frutos secos. La grasa insaturada de los alimentos ha demostrado efectos beneficiosos para la salud cardiovascular. Está representada por los ácidos grasos monoinsaturados, abundantes en el aceite de oliva, y por los ácidos grasos poliinsaturados, cuya presencia es relevante en los frutos secos.

Leche y derivados: no todos son iguales. La composición nutricional de la leche y de los distintos derivados lácteos varía de manera notable, en particular, si se compara con los quesos. Esto favorece que se piense que no se puede equiparar el consumo de ambos alimentos. El queso es un producto derivado de la leche, considerado como un alimento proteico graso, y su composición bromatológica se aleja de la leche y el yogur, salvo las versiones menos curadas, como los quesos frescos.
Existen otras fuentes dietéticas de calcio, como las sardinas y los boquerones, los frutos secos, las semillas de sésamo o las verduras de hoja verde.
La leche y los yogures no son alimentos con una alta densidad grasa ni con una elevada carga proteica, sino como una combinación moderada de ambos nutrientes.
La proteína animal, en su justa medida. En atención a la educación alimentaria del consumidor, debe saber que el aporte de proteína animal puede devenir de la carne (con preferencia por las carnes blancas frente a las carnes rojas), el pescado (blanco y azul) y los mariscos, los huevos, el jamón o los quesos. Además, se debe insistir en un consumo semanal de todos estos alimentos, no necesariamente diario.

Para beber: solo hay hueco para el agua. Hay que prescindir de las bebidas alcohólicas, aunque sean de baja graduación, como la cerveza o el vino, y se promociona la hidratación mediante el consumo de agua, como elemento insustituible para hidratar y calmar la sed.
Los beneficios del vino o de la cerveza, (que no está exento de riesgos) se pueden obtener tras la ingesta de otros alimentos ricos en antioxidantes, sin el perjuicio del alcohol.
El vértice para lo superfluo e innecesario. Los dulces,  bollería, repostería, refrescos, snacks y salsas y cremas grasas (mantequilla, margarina, mayonesa...), son alimentos innecesarios para una nutrición correcta.


ACTIVIDAD FÍSICA

El objetivo es encontrar un equilibrio entre la ingesta alimentaria y el gasto energético, y se estima que el tiempo mínimo dedicado a la práctica de actividad física a diario o casi todos los días es de 30 minutos.
Abogamos por un mensaje de alimentación sostenible y respetuosa con el medio ambiente y con la cultura gastronómica del país. Esto se traduce en promover la adquisición y el consumo de alimentos procedentes del entorno, así como los sistemas económicos con modelos locales de agricultura, ganadería y pesca.

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